Todo el mundo los escuchaba sorprendido por su originalidad, pero exigía también verlos en vivo. Y ahí iban. En Las Vegas los anunciaban con luces de neón. ¡Como no marearse si un astro de la talla de Sammy Davis Jr. -petiso, tuerto, ñato, jetón, negro y, para colmo de todo ese bizarro descalabro, judío- les rogaba, por favor, fotografiarse con ellos?
Cantaron ahí, en la cancha de Atlanta, a beneficio del Asilo de Burzaco, volviendo al estilo klezmer de sus remotos comienzos. Pero no pasó naranja.
Imagínense: Paul Anka les pedía temas klezmer y Sinatra, al escucharlos, comenzó a reconsiderar su propio repertorio.
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Hasta dieron conciertos acompañados por la Sinfo-Filarmónica de Tel Aviv en las ruinas del Coliseo Romano, vestidos de riguroso frac.
(Muchos años después los tomaron de modelo ni más ni menos que Pavarotti, Domingo y Carreras, "Los Tres Tenores", y los copiaron actuando en las Termas de Caracalla).
Después de grabar veintipico LP de vinylo, (varios ganaron discos de oro, platino, plomo y hojalata) el repertorio se les estaba acabando. Necesitaban material nuevo. De a poco fueron agregando canciones de moda. Craso error. Automáticamente dejaron de ser originales.
Ya eran ciudadanos globales. Sus vidas transcurrían de ciudad en ciudad (únicamente las top), de avión en avión (first class), de hotel en hotel (five stars), pero llegó el momento en que las clásicas nostalgias tangueras los embargaron. Pero, principalmente, los embargaron varios productores defraudados por el cambio de estilo.
Todavía con aires triunfadores volvieron a su Buenos Aires Querido. Pero el 'ángel' del klezmer se tomó su desquite. Como decía el gran filósofo Olmedo, 'los mató la televisión en colores', que ya había llegado. En el Once había coreanos. El local donde estaba el Comercial era un 'fast food'.
Sólo quedaban los long play que seguían escuchando devotamente en el viejo Wincofón sus ya seniles fans de Villa Crespo y aledaños. Esos fans los nombraron Socios Honorarios de Atlanta.
Cantaron ahí, en la cancha de Atlanta, a beneficio del Asilo de Burzaco, volviendo al estilo klezmer de sus remotos comienzos. Pero no pasó naranja.
Pasaron a ser una leyenda, míticos artistas de culto. Más añosos y canos, los Singer se juntan hoy en el "San Bernardo" de Villa Kreplaj, para tomar un tei con límene, ahora en taza y con sacarina (ya no existen los vasos de vidrio con guarda griega ni el azúcar en
cuadritos), acompañado por inofensivas y blandas vainillas remojadas, y a jugar a la generala canturreando "Zug ¿far vus?'" ('Dime, ¿por qué?')
¿Por qué..? Porque ¿quién les quita lo cantado?
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Además, planean su regreso. Lo harán para celebrar sus 40 años con la música y la merecida jubilación.
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Bah, cualquier excusa es buena para chapar un manguito. Si lo hacen Soda Stereo, Vox Dei, Alma y Vida, Piero, Los Plateros, Leo Dan y tantos otros veteranos, ¿por qué no los Klezmer Singer?
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Post Scriptum: Deberán apurarse, antes de que lo hagan sus imitadores, "The Jazz Singer" que, como los Tres Mosqueteros, eran cuatro...
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Más vale tarde que nunca:
A Jerry, un klezmer goy,
muy bienvenido hoy.
21-11-2009
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