jueves, 21 de octubre de 2010

La Gloria de Astor (2)


"Si no hubiera sido por Nonino, hoy estaría tocando el arpa en lugar del bandoneón", diría años más tarde Astor en un reportaje, refiriéndose a la tragedia de Medellín.
De regreso a Buenos Aires, Piazzolla se metió en el ambiente tanguístico, en el cual se destacaba el gran Julio de Caro, (el intérprete del novedoso y efímero "violín-corneta") a quien admiraba al punto de dedicarle su tango "Decarísimo".
Pero estaba insatisfecho. Tenía conceptos propios que eran, al menos, demasiado prematuros e innovadores para los tangueros tradicionales. De sus juveniles experiencias en la sinagoga de Brooklyn traía muy metidos en su memoria, quizá sin tener plena conciencia de ello, los ritmos y la síncopa de la música klezmer. Bastaría con comparar los inflexiones de un "sher" con sus posteriores composiciones, por ejemplo, "Verano Porteño" o "Adiós Nonino".
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El eximio baterista Enrique "Zurdo" Roizner hizo un invalorable aporte en mi propia grabación del CD "Canciones en Ídish que Cantaba mi Padre". Recién ahora me confesó que en un solo 'ad libitum' que tenía marcado, entre 'Freilejer Sher' y 'Pliasken Tanz' (Las Palmadas), no hizo más que repetir de memoria los solos que le escribía Piazzolla para varios de los temas que grabó con el "Octeto", el mismo que tocó en el Teatro Colón y que recorrió triunfalmente el mundo. No olvidemos que también estuvieron en algún momento, en esos memorables Octeto y Quinteto, Pablo Ziegler en piano y Szimza Bajour en violín. Orquesta ecuménica, sin dudas...
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Mientras musicaba en piringundines y bailongos, no paraba de estudiar para dominar mejor su instrumento.
Al presentarse, en 1953 y por consejo de su maestro Alberto Ginastera, al importante certamen "Febian Sevitzky", ganó sorpresivamente con su 'Sinfonía de Buenos Aires'. El estreno en Buenos Aires, dirigido por el propio Sevitzky, provocó enormes protestas por la inclusión de bandoneones en una agrupación sinfónica. Pero ganó también una beca para estudiar armonía y composición ni más ni menos que con la prestigiosísima Nadia Boulanger, en París.











(Continuará)
Autorizada la reproducción, mencionando la fuente.

lunes, 18 de octubre de 2010

Astor Piazzolla: un "criptoklezmer" (1)

Todo tiene que ver con todo: Astor, Gardel y Medellín; Little Italy y Al Capone; Brooklyn y Meyer Lansky; Hoboken y Sinatra; Bandoneón, Klezmerai y Tango. La Biblia y el Calefón...
Heinrich Band, alemán nacido en 1821, creó un instrumento portátil inspirado en la concertina, con la intención de proveer de música a las pequeñas iglesias que no podían comprar ni mantener órganos o siquiera armonios. Jamás imaginó que su invento, al que con obviedad bautizó "Bandoneón", sería con el tiempo el símbolo máximo del tango. El bandoneón llegó a América del Sud a principios del siglo XX, portado por humildes expatriados europeos, y fue rápidamente adoptado por los prostibularios tangueros rioplatenses.Un niño nacido en 1921 en Mar del Plata se alucinó con ese raro instrumento en Nueva York, donde su padre, Nonino, y su familia se habían radicado.
En el suburbio neoyorquino de Brooklyn, cerca de Little Italy y de Hoboken (...y de sus correspondientes gangsters), Astor Pantaleón Piazzolla convivía con todos los credos y razas inmigrantes. Cuando Nonino, ante la manifiesta capacidad de su hijo de diez años, le compró un bandoneón casi nuevo, estaba dando comienzo -sin saberlo- a una renovación tanguística fundamental.
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Cerca de su casa, desde una pequeña sinagoga, requerían al pibe Piazzolla para que acompañara al jazán, el celebrante, cuando había un casamiento. Al finalizar la ceremonia, Astor tocaba solito con su bandoneón los freilaj klezmer tradicionales que había aprendido. El ritmo vivaz y la síncopa de esas 'tijeras' fueron quedando indelebles en su memoria. Esa misma memoria gracias a la cual, además de su español nativo, hablaba correctamente inglés, italiano y, por supuesto, un poco del ídish de sus vecinos y del francés créole de los negros jazzeros venidos de New Orleans.En 1934 el padre de Astor se enteró de que estaba en New York su admirado Carlos Gardel. Talló en madera una pequeña estatuilla y se la envió con su hijo.
El cantante, agradecido, ofreció al gurrumín Piazzolla actuar en la película que estaba filmando, "El día que me quieras": le dieron un pequeño papel de canillita.
Gardel, impresionado por la desenvoltura del jovencito, unida a su habilidad musical y su dominio de varios idiomas, le ofreció un contrato para que lo acompañara en la continuación de su gira por América.
Don Nonino se opuso y, cosas del destino insondable, salvó así a su hijo del desastre aéreo de Medellín donde perdió la vida todo el grupo de artistas.
(Continuará)
Se autoriza la reproducción del texto y collages.
leovigoda@gmail.com






domingo, 3 de octubre de 2010

"Les KlezmerS", ¡Primeros éxitos! (3, FIN)

En cada actuación de "Les KlezmerS" no faltaba quien lagrimeara emocionado hasta los tuétanos al oír melodías tradicionales sonando en viejos objetos cotidianos de su añorado hogar materno. Además de esos temas nostálgicos, remozados con humor, estaban los de su propia autoría.
Uno de los primeros éxitos fue la "Cantata Guefilte Fish". La iluminación del escenario se teñía de un penumbroso color borravino, evocador del tradicional 'ídisher peisaj condiment', el jrein' de remolacha.
Otro muy festejado fue el "Coro-Ario al Tales", magna obra que ya desde el título era una contradicción musical: el arreglo de voces tenía fuertes reminiscencias de un singular orfeón sinagogal teutón.
El auditorio tampoco retaceaba aplausos al oír el "Freilej del Ácido In Mugn", sólo superado por la festiva tijera "Tzures de Mámele".
Su máximo esfuerzo creativo fue consagratorio: el 'gato' criollo -en ídish- "Ij Vel Dir Explikirn" ('El Aclarado').
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Sorprendente: lo que había comenzado como un divertimento se convirtió en redituable profesión. Todo iba bien, in crescendo, pero...
La originalidad trajo el éxito, y el éxito -¿cuándo no?- los primeros roces.
Inicialmente, las desavenencias eran discutidas acaloradamente en privado entre los cinco integrantes de Les KlezmerS . Hasta que la falta de acuerdo, al borde del rompimiento, los llevó a consultar el web site del famosísimo Rab Jud Kovsky (los íntimos le decían "Jerry DerGoy").
Les habían dado excelentes referencias de él. Principalmente, que era de alto pinet, y de un gran olfato para detectar el meollo de un problema.
Luego de un intercambio de mails (en ídish, claro), llegaron a un acuerdo.
Y lo trajeron especialmente del "New Esoteric Cool Temple" de la Collins Avenue, Miami. El Gran Rab portaba varios valores agregados, que lo habilitaban para sus arduos menesteres. Sumaba a su sabiduría un título "Summa Cum Laude" de abogado, recibido en el INTI. Era experto en hipocondría, tarot y curanderismo alo y homeo patético. Como en su juventud, despuntaba el vicio poniendo lavativas e inyecciones intramusculares y subcutáneas. (A las endovenosas no se les animaba, por su persistente hemofobia). Poseía vasta experiencia internacional en mediación entre contrincantes empecinados. Por ejemplo, cuñados socios al 50% cada uno en un local de saldos y retazos de paño lenci en el Once. Lo habían heredado del maquiavélico finado padre de uno, que venía a ser el suegro del otro. Terminaban más peleados aún, pero los unía un lamento borincano: lloraban abrazados, por los altos honorarios oblados por la frustrante 'mediación' de Kovsky.
'Jerry' acostumbraba bambolearse hacia adelante y hacia atrás, con los penetrantes ojos muy abiertos. Cual trucho psicoterapeuta de Villa Freud, ponía oreja atentamente a las cuitas de cada uno. Mientras, acariciaba su frondosa barba blanca y fumaba su cachimba. Entre la humareda -y carraspeos nicotínicos-, tras largas meditaciones bajo su aludo sombrero negro, los llevó varias gélidas mañanas a correr empeñosamente por Palermo y el Rosedal. Luego de un reconfortante baño tibio en la ritual "mikváh", mientras desayunaban 'kasher' en 'Dandy', les daba sus sabihondas conclusiones a los expectantes y extenuados músicos.
Antes que nada: era necesario que volvieran al redil judaico, Rab dixit. Esto quería decir, a la devoción religiosa, con uso de kipá y colocación cotidiana de tefilim digitales. En síntesis, que fueran judíos genuinos.
Gracias a la prosperidad, algunos ya habían encontrado pareja, pese a la cerrada oposición de los padres. (Eran klezmer, y en esos tiempos ser músico equivalía a noctambulidad, vicio, transgresión, y quién sabe cuántos pecados más. Ahora también...). Según el Rab, las esposas debían observar cuidadosamente el kasher hogareño, lucir largas polleras y cubrir sus cabezas con pelucas de kanekalón. Les KlezmerS aceptaron hacer, seis días a la semana, un grupito rodante de terapia y esparcimiento de dos horas y media, corriendo con los tefilim en la frente y el brazo izquierdo, el MP3 en el brazo derecho y las orejas -escuchando reggae de Matisyahu- para dirimir los entuertos y recelos que nunca faltan entre cinco socios, y más aún si son de la cole...
Santo remedio. Tras un retiro espiritual de nueve semanas y media en un raro Spa ortotóxico de Moses Ville, volvieron con renovados ímpetus. Incluso aprovecharon ese tiempo para dejarse crecer la barba y los 'peies', esos largos mechones enrulados de patillas.
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Regresaron a los escenarios. Regresaron a los éxitos. Pero no olvidan los sabios consejos del Rab. Al final de cuentas, meditando y mediando, mediando y meditando, él había sido el artífice de su ahora provechosa y cordial convivencia .
Así siguen hasta hoy. Teatros repletos, cada vez más grandes. Reconocimientos nacionales y ecuménicos. CD's y DVD's; biografías autorizadas (y de las otras); sitio en la Web, blogs de los fans, múltiples presencias en Youtube, Facebook y Twitter. Merchandising con logo (tazas, kipás, llaveros, kaláshnikovs, burakos, skates, remeras, etc.). Tours mundiales cual pop stars, simposios sobre su influencia en floggers, emos y la cultura vernácula.
Los que aún tienen qué peinar, peinan canas. Su entusiasmo juvenil persiste, más maduro y reposado, obvio. El secreto reside en su enfoque cuasi místico del humor y la música. Más aún si esa música es, ni más ni menos, que klezmer.
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Una inquietante pregunta: ¿Qué es Arte?
La mejor respuesta: Arte es lo que perdura.
"Les KlezmerS" ya perduraron varias décadas. Y nada los detiene...
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Dedicado a quien corresponda.
Se puede copiar impunemente.

viernes, 1 de octubre de 2010

"Les KlezmerS" en Concierto (2)

Ante la remota perspectiva de presentarse en el Colón, Les KlezmerS continuaron rejuntando instrumentos insólitos. Así fue como Georgy aportó el enorme tacho de zinc con asas donde había sido bañado, bebé aún, con jabón Federal blanco. Lo bañaban boca abajo, pero sobrevivió. Boca abajo (el tacho), sonaba como un original timbal metálico.
Un desplateado candelabro de siete brazos, al que le colocaron cuerdas de tripa y alambre de distintas medidas, se convirtió en una lira que hubiera envidiado Nerón. Sobre todo porque cuando la tocaban, con inconsciente piromanía, se bamboleaban las siete velas encendidas.
A Don Brusilovsky, el de la fiambrería de Junín entre Corrientes y Lavalle, que ciertos gourmets nostálgicos recuerdan hoy en día como "perfumería ídishe", le mangaron varias latas redondas de arenque del Báltico rancio. Contrariando sus ancestrales convicciones, él las iba a tirar, por su 'aroma' y su fecha requetevencida.
Las transformaron en una especie de "steel band" de calypso y reggae caribeño. Esas latas nunca perdieron del todo su 'perfume'. Por eso los expulsaban de lugares de alcurnia como la Bené Berith, el Jockey Club y el Club Oriente. En éste último fue porque la spuzza ascendió hasta el sacrosanto Salón de Póker.
Suspirando en ídish, el pseudo luthier Brusilovsky se las ingenió para venderles un viejo barril que alguna vez contuvo pepinos en salmuera, al cual le faltaba una duela.
-¡Me duela vendérselo! ¡Con él pueden hacerse una TumbaDvoire! Y los convenció...
También consiguieron enemas enlozados completos, con sus largos caños de goma rayada ya pegajosos, pero con exquisitas boquillas introductorias de baquelita legítima, con llave de paso y todo; chatas y papagayos orinales. Eran rezagos del Hospital Israelita. Eso sí: antes de usarlos los lavaron y enjuagaron bien...
Cada cachivache era mutado en una insólita fuente de extraños sonidos. Al abuelo de Nudñik costó convencerlo para que aportara la cachuza balalaika que, viejo fabulador él, decía haber arrebatado en una riña callejera a un cosaco desbordado de vodka, a la salida de una oscura taberna de Nijñy Novgorod. Era un instrumento demasiado 'normal', pero lo llevaron por si algún día creaban un sketch ambientado en los gélidos gulags siberianos.
Y muchos engendros más. Entre ellos, una 'joya': la destartalada silla de ruedas que había sido del zeide, el abuelo nonagenario de uno de los músicos.
Tardaron un par de años en encontrarle alguna utilidad. Al final la usaron sólo para entrar y sacar de escena el tacho/timbal y sus accesorios. Bah, venía a ser como un changuito marca "Ortopedia Parkin & Sons".
(Continuará)
Collages: L.V.
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