viernes, 4 de diciembre de 2009

Berl, el Bardo, se Profesionaliza -2, fin-

Ricardo Mejliker, ese Productor pariente de Don Jaime Yankelevich, le puso dos acompañantes shlepería al Bérale, conseguidos por medio de un aviso en "Di Presse". En piano aporreado, Luisito Abramowicz, de Mosesville. En contrabajo farsante, Jerry Rodriguez, de Lanús Oeste. (Un paisano y un goy, para evitar cualquier sospecha de discriminación.)
Cuando el trío ensayaba, con Berl en tumba y voz, al finalizar cada tema éste les consultaba tímidamente: -¿Cómo salió?-, y le respondían (en un unísono que nunca lograban musicalmente), -Azoi...azoi... (+ ó -)
A pesar del des-concierto, a Mejliker se le ocurrió crear "El Klub del Klezmer", programa televisivo que prontamente haría furor, girando alrededor de la figura de "Kleiner Kernisht" , seudónimo elegido por el productor para nuestro héroe.
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A Kleiner lo acompañaban varios jóvenes debutantes, reclutados en certámenes de "Ídisher Idol" de los barrios de Once, Almagro y Villa Crespo. (De Barracas no, porque ahí son todos 'cotur') Entre muchos otros, Violele Rivkin, Néstl Fabiachik, Morty Conchshtein, July Landman, un flaquito morocho tucumano vendedor de tei con límene, de sempiterna cara de tujes, y June Tedeschy, un chico que inventó el chivo descarado. Él mismo hacía de mannequin vivant luciendo, mientras hacía como que cantaba, los horrendos pulóveres de la fábrica de su padre, Naftule Tedeschy, ubicada -claro- en Villa Lynch
A cada uno le asignan su papel, su estilo y repertorio. Berl/Kleiner hace, con su inocencia pajuerana, el de un buen ídisher íngale. Los padres con varias hijas casaderas, al verlo en la tele, piensan: - Ese sí me gustaría como yerno aunque, por ahora, sea un klezmer. Así, cuando yo me moira, atiende mi guisheft de saldos y retazos de cretona en Juñín y Corientes. Kleiner, el klezmer, se resiste instintivamente a esos cantos de sirena. Lo de él es el canto, a secas. Además, se anima: empieza a componer sus propias canciones, con letra en ídish. El primer boom es un freilaj, "El oranmonkey", que canta él mismo mientras bailotea chuecamente con gestualidad simiesca. Sigue un lídale de cuna: "¡A la cama León!". Un sher, "A shlape de paja" y un cosachok, "¡Qué mázldike soirte!", con el cual Violele Rivkjin consigue dos triunfos: su primer 'Goldene Diske', y enganchar para el himeneo al candoroso Néstl Fabiachik.

Comienzan los exitosos yiros mundiales. En los aeropuertos de cada ciudad adonde va a actuar lo esperan los más altos dignatarios de la Comunidad local, incluyendo una delegación de jóvenes seminaristas del Rabinato bailando ahí mismo, en la pista de aterrizaje, danzas jasídicas y cantando "¡Meshiaj, Meshiaj, oy oy oy, oy oy!". Para compensar la congestión de vuelos que eso provoca, y en un gesto de gratitud por tanta deferencia, Kleiner compone varias canciones dedicadas al enfervorizado público local. Así, en la zona caribeña estrena un bole-gatke, (nuevo ritmo de su propia creación) y lo titula "Méidale, arránca main vida". En Sudáfrica, país de importantes reservas zoológicas, "Cartítale fun Bar León a Radio León".

Un primero de enero, para conmemorar dignamente el Día de la Circuncisión/Bris, lo recibe en audiencia privada el mismo Papa, en el Vaticano. Kleiner le dedica, cantando en el balcón hacia la Plaza San Pedro, "El Cardenal y el Rabino", con letra en arameo bíblico. El Santo Padre está a su lado -modesto, en segundo plano- y no puede contener una lágrima ecuménica, mientras vuelan blancas palomas.

En un Kabalat Shabat en Jerusalén canta, acompañado en Farfisa por su Músical Drekter, Mijail Ribt Vaiber, su primer tema de sobrecogedora resonancia litúrgica, "A Shabes Más". Los concurrentes lagrimean, conmovidos en su judaísmo, por el irrefrenable sentimiento jazunish que Kleiner Kernisht posee en su voz. Ahí, en Jerusalén, la Bíblica, el centro de todas las creencias, es donde Kleiner se estremece y siente el llamado de su fe ancestral.

Los artistas goym -vaya uno a saber por qué- acostumbran dar recitales en ruinas: las preferidas son la Acrópolis o el Coliseo Romano. Él lo hace también en ruinas históricas: las del Templo del Rey Salomón, frente al Muro de los Lamentos. Es el lugar más indicado para estrenar su máxima creación: "Contá conmigo el porcentaje de nuestro balance", delicada canción crematística con letra en hebreo por fonética. Ya en un reportaje de la radio "Voces Sudacas en Israel" había aclarado 'Aní liná medaber ivrit' que, como ustedes seguramente saben, quiere decir 'Aní-liná-Kol-ibrí'. Canta con ritmos apropiados para que bailen Rikudim tres mil adolescentes sabras venidas de de todos los kibutzim del país para verlo y escucharlo. Todas deliran por el cantante, corean sus temas y gritan '¡Shalom, shalom!, ¡Kleiner, Kleiner!', mientras elevan agitadamente sus brazos y encienden bengalas y encendedores Bic.

Bérale se deja una profusa barba y patillas trenzadas y no actúa, por ningún motivo, en día sábado o fiestas de guardar. Luego de su estadía en Tierra Santa vuelve a la Argentina transformado. Místico, reflexivo, ansioso por elevar más aún el nivel religioso de su desbordante creatividad. Aunque los más grandes intérpretes de todo el mundo le ruegan nuevos temas mundanos, Kleiner no los puede complacer porque tiene su asignatura pendiente: ser Jazán, cantar en las Sinagogas, elevar su voz y sus propias melodías en alabanza al Señor. Tanta es su inquietud espiritual y el estrés que le provocan las inevitables dudas y las profundas meditaciones, que su cabellera se vuelve totalmente canosa de un día para otro. Pero no le da importancia: se cubre con una kipá Nike extra large, y chau.

Toma la definitiva definición. Abandona la farándula y la joda sin dar explicaciones a los medios monopólicos. Cuenta con lo único que le importa: la aprobación de su cónyuge, Crisóvskaia Alessandrovna, hija de un Graf Patotzky ucraniano fabricante de heladeras, y también sus varios y variados hijos.

Crisóvskaia, compañera abnegada, comprensiva, rapa totalmente su larga y abundante cabellera y la canjea, faltaba más, por un parik, la peluca de Felipe Sinópoli. Completa su transformación con el baño ritual en la mikváh. Se dedica al crochet y al sachet: fabrica bolsos con los plásticos vacíos de leche "Las Tres Meidalej". Resignadamente organiza una americanishe feria para vender sus carteras Louis Vuitton y su vestuario mundano. Comienza a usar blusas cerradas, largas polleras, medias opacas y a calzar chatitas en lugar de ZarKanYs. Como acertadamente dice la canción, lo hace porque "Main libe es más fuerte..."

He aquí, en el relato infiel de estos conmovedores avatares, el motivo del insólito retiro de los escenarios populares de este genial artista que era motivo de legítimo orgullo para la cole, y su ingreso en el "Max Zalkind's Jewish Music Conservatory", que le confiere el diploma de "Jazán Idol". Hemos perdido un excelso cantor de las cosas noistras.

Pero Kleiner Kernisht, -vuelto a llamarse Berale Mitshniak- se siente muy seguro: está en camino al podio de los más encumbrados cantantes litúrgicos de todos los tiempos. Estará al lado de los inolvidables Jevel Katz, José Derasner, Leibale Suar Schwartz y el cuarteto Guefilte Pescado, con Iósale en teclado de sobaco.

Recién empieza, pero como decía Alberto Jolson, "Aún no han escuchado lo mejor de lo mejor, maine guite fraint un umzístzike fresers..."

Collages: L.V. Autorizada su reproducción.

leovigoda@gmail.com

Dedicado afectuosamente a todos aquellos que involuntariamente protagonizaron este relato.

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