En un Kabalat Shabat en Jerusalén canta, acompañado en Farfisa por su Músical Drekter, Mijail Ribt Vaiber, su primer tema de sobrecogedora resonancia litúrgica, "A Shabes Más". Los concurrentes lagrimean, conmovidos en su judaísmo, por el irrefrenable sentimiento jazunish que Kleiner Kernisht posee en su voz. Ahí, en Jerusalén, la Bíblica, el centro de todas las creencias, es donde Kleiner se estremece y siente el llamado de su fe ancestral.
Los artistas goym -vaya uno a saber por qué- acostumbran dar recitales en ruinas: las preferidas son la Acrópolis o el Coliseo Romano. Él lo hace también en ruinas históricas: las del Templo del Rey Salomón, frente al Muro de los Lamentos. Es el lugar más indicado para estrenar su máxima creación: "Contá conmigo el porcentaje de nuestro balance", delicada canción crematística con letra en hebreo por fonética. Ya en un reportaje de la radio "Voces Sudacas en Israel" había aclarado 'Aní liná medaber ivrit' que, como ustedes seguramente saben, quiere decir 'Aní-liná-Kol-ibrí'. Canta con ritmos apropiados para que bailen Rikudim tres mil adolescentes sabras venidas de de todos los kibutzim del país para verlo y escucharlo. Todas deliran por el cantante, corean sus temas y gritan '¡Shalom, shalom!, ¡Kleiner, Kleiner!', mientras elevan agitadamente sus brazos y encienden bengalas y encendedores Bic.
Bérale se deja una profusa barba y patillas trenzadas y no actúa, por ningún motivo, en día sábado o fiestas de guardar. Luego de su estadía en Tierra Santa vuelve a la Argentina transformado. Místico, reflexivo, ansioso por elevar más aún el nivel religioso de su desbordante creatividad. Aunque los más grandes intérpretes de todo el mundo le ruegan nuevos temas mundanos, Kleiner no los puede complacer porque tiene su asignatura pendiente: ser Jazán, cantar en las Sinagogas, elevar su voz y sus propias melodías en alabanza al Señor. Tanta es su inquietud espiritual y el estrés que le provocan las inevitables dudas y las profundas meditaciones, que su cabellera se vuelve totalmente canosa de un día para otro. Pero no le da importancia: se cubre con una kipá Nike extra large, y chau.
Toma la definitiva definición. Abandona la farándula y la joda sin dar explicaciones a los medios monopólicos. Cuenta con lo único que le importa: la aprobación de su cónyuge, Crisóvskaia Alessandrovna, hija de un Graf Patotzky ucraniano fabricante de heladeras, y también sus varios y variados hijos.
Crisóvskaia, compañera abnegada, comprensiva, rapa totalmente su larga y abundante cabellera y la canjea, faltaba más, por un parik, la peluca de Felipe Sinópoli. Completa su transformación con el baño ritual en la mikváh. Se dedica al crochet y al sachet: fabrica bolsos con los plásticos vacíos de leche "Las Tres Meidalej". Resignadamente organiza una americanishe feria para vender sus carteras Louis Vuitton y su vestuario mundano. Comienza a usar blusas cerradas, largas polleras, medias opacas y a calzar chatitas en lugar de ZarKanYs. Como acertadamente dice la canción, lo hace porque "Main libe es más fuerte..."
He aquí, en el relato infiel de estos conmovedores avatares, el motivo del insólito retiro de los escenarios populares de este genial artista que era motivo de legítimo orgullo para la cole, y su ingreso en el "Max Zalkind's Jewish Music Conservatory", que le confiere el diploma de "Jazán Idol". Hemos perdido un excelso cantor de las cosas noistras.
Pero Kleiner Kernisht, -vuelto a llamarse Berale Mitshniak- se siente muy seguro: está en camino al podio de los más encumbrados cantantes litúrgicos de todos los tiempos. Estará al lado de los inolvidables Jevel Katz, José Derasner, Leibale Suar Schwartz y el cuarteto Guefilte Pescado, con Iósale en teclado de sobaco.
Recién empieza, pero como decía Alberto Jolson, "Aún no han escuchado lo mejor de lo mejor, maine guite fraint un umzístzike fresers..."
Collages: L.V. Autorizada su reproducción.
Dedicado afectuosamente a todos aquellos que involuntariamente protagonizaron este relato.
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