Un desplateado candelabro de siete brazos, al que le colocaron cuerdas de tripa y alambre de distintas medidas, se convirtió en una lira que hubiera envidiado Nerón. Sobre todo porque cuando la tocaban, con inconsciente piromanía, se bamboleaban las siete velas encendidas.
A Don Brusilovsky, el de la fiambrería de Junín entre Corrientes y Lavalle, que ciertos gourmets nostálgicos recuerdan hoy en día como "perfumería ídishe", le mangaron varias latas redondas de arenque del Báltico rancio. Contrariando sus ancestrales convicciones, él las iba a tirar, por su 'aroma' y su fecha requetevencida.
Las transformaron en una especie de "steel band" de calypso y reggae caribeño. Esas latas nunca perdieron del todo su 'perfume'. Por eso los expulsaban de lugares de alcurnia como la Bené Berith, el Jockey Club y el Club Oriente. En éste último fue porque la spuzza ascendió hasta el sacrosanto Salón de Póker.
A Don Brusilovsky, el de la fiambrería de Junín entre Corrientes y Lavalle, que ciertos gourmets nostálgicos recuerdan hoy en día como "perfumería ídishe", le mangaron varias latas redondas de arenque del Báltico rancio. Contrariando sus ancestrales convicciones, él las iba a tirar, por su 'aroma' y su fecha requetevencida.
Las transformaron en una especie de "steel band" de calypso y reggae caribeño. Esas latas nunca perdieron del todo su 'perfume'. Por eso los expulsaban de lugares de alcurnia como la Bené Berith, el Jockey Club y el Club Oriente. En éste último fue porque la spuzza ascendió hasta el sacrosanto Salón de Póker.
Suspirando en ídish, el pseudo luthier Brusilovsky se las ingenió para venderles un viejo barril que alguna vez contuvo pepinos en salmuera, al cual le faltaba una duela.
También consiguieron enemas enlozados completos, con sus largos caños de goma rayada ya pegajosos, pero con exquisitas boquillas introductorias de baquelita legítima, con llave de paso y todo; chatas y papagayos orinales. Eran rezagos del Hospital Israelita. Eso sí: antes de usarlos los lavaron y enjuagaron bien...
Cada cachivache era mutado en una insólita fuente de extraños sonidos. Al abuelo de Nudñik costó convencerlo para que aportara la cachuza balalaika que, viejo fabulador él, decía haber arrebatado en una riña callejera a un cosaco desbordado de vodka, a la salida de una oscura taberna de Nijñy Novgorod. Era un instrumento demasiado 'normal', pero lo llevaron por si algún día creaban un sketch ambientado en los gélidos gulags siberianos.
Y muchos engendros más. Entre ellos, una 'joya': la destartalada silla de ruedas que había sido del zeide, el abuelo nonagenario de uno de los músicos.
Tardaron un par de años en encontrarle alguna utilidad. Al final la usaron sólo para entrar y sacar de escena el tacho/timbal y sus accesorios. Bah, venía a ser como un changuito marca "Ortopedia Parkin & Sons".
(Continuará)
Collages: L.V.
Autorizada la reproducción del texto y collages. No mencionar la fuente, plis.
Estimado Leo: te escribo porque estoy haciendo una investigacion sobre las estudiantinas en el mundo y me interesó mucho la que comentaste de los KlezmerS. En ese sentido, quería preguntarte si dispones de documentos o prensa de entonces donde se mencione a esta Estudiantina SHA (¿Significan algo esas letras?¿Son siglas?) Si tuvieras más información o conoces quien podría proporcionármela te rogaría me lo hicieras saber. Quedo a la espera de tu respuesta. Muchas gracias anticipadamente por tu apoyo. Mi correo personal es fabriciorb@hotmail.com
ResponderEliminarFabricio Rondón
Docente e investigador
Univ. del Magadalena (Colombia)